Restaurar muebles antiguos
Restaurar muebles antiguos está de moda. Dar una nueva vida a un mueble que habíamos pensado tirar a la basura es una opción que siguen muchas personas para decorar sus viviendas. Sin embargo, esta acción no es simple y requiere ciertos cuidados.
Precauciones antitermitas y anticarcoma
Lo primero que debemos de hacer antes de restaurar un mueble es conocer el estado en el que se encuentra la madera que lo compone. Con esto no nos referimos sólo a ser capaces de reconocer si es madera de pino, haya, abedul o roble (por poner sólo algunos ejemplos); sino el estado en que se encuentra interiormente. Es decir, si ha sufrido (o incluso sufre) ataques de insectos xilófagos.
Y es que al tener cierta edad, existe la probabilidad de que acojan a insectos en su interior, que encuentran en su estructura un suculento manjar y un hábitat para su colonia. Por eso, antes de ponernos manos a la obra con un mueble, debemos comprobar cómo se encuentra en su interior.
Estudio de la pieza de madera al restaurar muebles antiguos
Para ello, lo primero que debemos hacer es ojear bien la superficie de las maderas. Prestar especial atención a cualquier agujero en la superficie o a cualquier ruido (por pequeño que sea) que pueda darnos pistas sobre lo que está fuera de nuestro campo visual. Y es que esta información puede ser determinante para saber si hay xilófagos en su interior (el mueble estaría, pues, infectado); o lo ha padecido con anterioridad (por lo que debemos someterlo también a un control riguroso para saber si aún queda algún miembro de la colonia en su interior de manera latente).
En este punto hay que recordar que la carcoma hace agujeros de 1 ó 2 milímetros de diámetro en la superficie de la madera en la que se encuentra; mientras que la termita, por su parte, desprende trozos de madera y deja surcos algo ondulados y paralelos entre sí en la madera que ataca.
Para verlos con más rapidez, lo mejor es lijar la superficie del mueble y retirar el barniz o la capa superior de la misma, dejando la madera lo más desnuda posible de cualquier elemento que pueda tapar agujeros o perforaciones de cualquier tipo.
Podemos solicitar ayuda a especialistas en la madera que, haciendo uso de maquinaria de última generación, serán capaces de detectar el estado en que se encuentra. También nos asesorarán sobre la manera de protegerlos adecuadamente de un posible ataque de xilófagos como la carcoma o las termitas, que son las plagas más habituales de la madera.
Si en nuestro estudio observamos que en algunas piezas de madera faltan fragmentos, lo mejor será que llamemos antes a un restaurador para que nos indique la manera en la que debe reponerse el material que falta.
Tratamientos anticarcoma y antitermitas
En el mercado podemos encontrar numerosos tratamientos anticarcoma y antitermitas. Sin embargo, no todos son de igual calidad o se pueden aplicar a cualquier tipo de madera. Hay que escoger aquel que mejor se adapte a nuestras necesidades. Para ello, lo mejor es seguir las indicaciones que hace el fabricante en el recipiente en el que ofrece su producto. O bien comprarlo directamente a los profesionales, en las tiendas donde se ofrecen servicios de restauración o tratamientos de madera.
Es importante que respetemos los tiempos de secado, las condiciones en las que se debe conservar la madera tratada, etc. Pues, de lo contrario, estaremos trabajando en balde. Y la madera podrá sufrir, de nuevo, ataques de insectos que acabarán con la pieza antes de que nos demos cuenta.
El producto que hayamos comprado lo aplicaremos directamente en los orificios que hayamos observado (si es el caso de la carcoma) en toda la superficie (si es otro tipo de insecto xilófago).
Una vez que hayamos descartado la presencia de insectos en su interior, podremos seguir con nuestro proceso de restauración con total tranquilidad.
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